13 de octubre de 2020

PADRE, HIJO Y ASNO


¡PORQUE NO ENGRASO LOS EJES, 

ME LLAMAN ABANDONAO…

Sucedió que un padre y un hijo volvían de una feria en la que habían comprado un asno al que llevaban delante descargado, camino de su aldea. Viéndolos un labrador que araba junto al camino, indiscreto comenzó a reírse de ellos, porque siendo uno viejo y otro niño y ambos de pocas fuerzas para caminar dejasen ir al pollino ligero. Por eso el viejo, que apreció la razón del labrador, hizo a su hijo caballero. 

Sin embargo, poco después un pastor que apacentaba su ganado le desengañó, porque ya mayor y con evidente artritis el padre penara detrás y cojeara, mimando a su hijo de esa manera.