25 de marzo de 2022

FILANTROPÍA

 



Corren malos tiempos para la filantropía, que es el amor universal al género humano, "género" que hoy suele dividirse en dos: hembras y machos, mujeres y varones, casi como si fuesen especies distintas por afectar diferentes gónadas y dosis hormonales. Tampoco está de moda la "panfilia", palabra que acabo de inventar y que traigo del griego 'pan', todo, y de 'philía', amistad. Existe el adjetivo pánfilo, que etimológicamente significaría aquél al que todo le agrada, el que todo lo ama. Por desgracia, el epíteto se usa para describir al ingenuo, al que tarda en comprender las cosas o no se da cuenta de estas y se deja engañar fácilmente. 

En la actualidad abundan los odiadores (haters), los que están a disgusto con todo, los hipercríticos, los que lamentan su suerte, incluso si es buena suerte, los que se quejan por las tortas que la vida no les ha dado, los que virilizan su odio aprovechando la facilidad con que se pueden publicar bellaquerías o divulgar infamias en las redes sociales y otros medios masivos de comunicación.

Corren malos tiempos para la filantropía y para el humanismo, tal y como lo entendieron Cicerón, Quintiliano, Erasmo, Guevara o Vives. Incluso hay una escuela filosófica "posthumanista" que precisamente se identifica por su diatriba contra el humanismo. El filósofo francés Michel Foucault al final de su famosa y menos leída miscelánea Las palabras y las cosas (1966) afirma que "el hombre no es el problema más antiguo ni el más constante que se haya planteado el saber humano" (...), "el hombre es una invención reciente", de la cultura europea del siglo XVI -según Foucault- o incluso más tardía, una preocupación de la Ilustración: "El hombre es una invención cuya fecha reciente muestra con toda facilidad la arqueología de nuestro pensamiento. Y quizá también su próximo fin". Foucault presiente una oscilación del pensamiento clásico como la del siglo XVIII... "Entonces podría apostarse a que el hombre se borraría, como en los límites del mar un rostro de arena". Esta posición contrasta con la de Kant, que pensaba que el problema de los problemas y el que más difícilmente llegaremos a resolver es, precisamente, qué -y sobre todo quién- es el hombre.

Hay quien piensa hoy que los seres humanos son una especie de costra cancerígena que le ha salido al planeta Tierra y corren doctrinas apocalípticas que no sólo prevén el fin del género humano, sino que apuestan por que los seres humanos merecen su desaparición dada su maldad intrínseca: violencia, crueldad, polución, avaricia, etc. O tal vez merezcan -merezcamos- sustitución y superación por otra especie mejor diseñada genéticamente (transhumanismo). 

Sin embargo, los seres humanos tienen más propensión al bien de lo que aquellos piensan y en general preferimos la paz y el orden, a la guerra y el caos; lo bello a lo feo, lo limpio a lo sucio, el amor al odio. A continuación ofrezco al atento lector un ejemplo aleccionador y simpático.


Laurence Sterne (1713-1768)


Laurence Sterne fue un autor original, de la cuerda de Cervantes y Rabelais. Un humorista. Hijo de militar, clérigo anglicano, casó en 1741 pero su matrimonio no fue tranquilo debido a sus devaneos amorosos y a la locura de su esposa. Murió en extrema pobreza.

Influido por Descartes, Montaigne y Locke, su capacidad fabuladora fue reducida, pero “la suple con un jugoso auto-biografismo y una alertada curiosidad erudita, teñida de ironía y sátira” (Francisco Yndurain). Es un maestro de la disgresión, de la que abusa conscientemente y hace alarde. En Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy (II, 12º), su “novela-ensayo” inacabada, describe el buen corazón de su tío Toby recordando su comportamiento estoico con una mosca pertinaz:

“Mi tio Toby tenía mucha paciencia para los insultos y no por falta de valor (...) Sólo ocurría que él era de natural pacífico, sin mezcla de exaltación alguna, incapaz por tanto de responder vengativamente ni al ataque de una mosca (...) Una noche, cenando, cuando un moscardón se obstinaba en zumbar en torno a su nariz atormentándolo insistentemente, se limitó a decir: ¡Vete! Y cuando después de infinitas tentativas lo cogió le dijo: No te voy a hacer daño, y levantándose de la mesa abrió su mano y lo dejó escapar tras abrir la ventana. Vete, pobre diablo, ¿por qué habría de hacerte daño? Este mundo es lo suficientemente amplio para incluirnos a ti y a mí.”

“La lección de buena voluntad universal que entonces aprendí de mi tío Toby se quedó para siempre grabada en mi mente (...), la mitad de mi filantropía la debo a aquella impresión accidental.”

9 de enero de 2022

TROMPETA RUSA

 

JBL, 2021. Necedad con mascota. Técnica mixta.

ADVERSUS NECIONALISMO

Los periódicos españoles dedican la máxima atención a quienes no quieren ser españoles y a quienes reniegan del idioma español, a veces sin temor a contradecirse maldiciéndolo ¡en español! Todo el mundo sabe quien es el presidente de la Generalidad catalana, pero pocos recuerdan el nombre del presidente de Castilla-León, el de Murcia o el de Canarias. 

Nuestro periodismo, aún el más “cultural”, apenas muestra interés por la cultura hispanoamericana que se ha escrito o se escribe en nuestro idioma, ese que hablan y estudian con provecho centenares de millones de personas en todo el mundo: Andrés Bello (maestro de Simón Bolívar), Juan Bautista Alberdi (autor intelectual de la constitución argentina), el mejicano Justo Sierra (fundador de la Universidad Nacional de Méjico), el cubano José Martí, el argentino Alejandro Korn, autor de La libertad creadora (1922), el humanista mejicano Antonio Caso, los argentinos Vicente Fatone y Alberto Rougès, Alfonso Reyes (regiomontano universal y considerado por Borges “el mejor prosista del idioma español de cualquier época)…, son nombres desconocidos en el panorama intelectual español.

Nos preocupamos por lo que quieren hacer con su libertad quienes han tenido y tienen el privilegio de participar de la común, porque desean comer en mesa a parte y dicen querer una libertad más propia. ¿Y si la quieren para tirarse por un barranco? Pues vale. Lo peor es que sólo lo harían en manada o detrás de un caudillo carismático, y muchos inocentes, incluso inocentes mayorías, sucumbirían bajo las pezuñas del enloquecido rebaño, incapaces de resistir la estampida...

Schopenhauer ya se apercibió de que todo aquel que cuenta con suficientes talentos como para nadar solo, o perseguir la felicidad independiente, tiene en poca cosa la circunstancia casual del lugar o la tribu en que por azar le nacieron, pero el espíritu de muchos es monótono, como el de esas trompetas rusas que tocan una sola nota, esto explica a la vez que sean tan fastidiosos y tan gregarios los fanáticos “necionalistas”; necesitan el concurso de otras trompetas para poder entre todos hacer sonar la melodía, siempre la misma, con la letra del himno patrio, que suele ser violenta, cuando no sanguinaria.

Cuanta mayor penuria intelectual, mayor hambre de acompañamiento, mayor necesidad de envolverse en una bandera para ser alguien. Amar a los padres y ser agradecido con el terruño en el que crecimos o en el que pacemos es de bien nacidos, ¡por supuesto!, sin embargo, el “necionalista” extremoso carece de la necesaria capacidad abstracta para universalizar el sentimiento de sociabilidad extendiéndolo más allá de la manada restringida a la que llama “pueblo”, y por ende, también está privado de la viva curiosidad que siente el hombre de talento por enriquecer la propia perspectiva con la foránea y hasta con la completamente extraña, o la más próxima del "maketo" o del "charnego" (perro abandonado). Su identidad no se afirma en el amor propio, sino en el odio o el desprecio al vecino, incluso si este es primo hermano.

Quien se ama lo suficiente, ¿para qué quiere nación? o ¿qué más le da una nación que otra? Preferirá, sin duda, aquella donde le dejen formar su interior con libertad y que consienta aglutinar bajo leyes justas a más gente... Ya lo decía Séneca, ¿en qué constitución preferirá vivir el sabio?, en cualquiera en la que le dejen luchar por su alegría. 

En este sentido, las gentes que hablan español constituyen una “matria” o una patria tan extensa, cosmopolita, étnicamente diversa, tan mestiza como formidable, aunque no le atribuyamos a nuestra lengua el protagonismo mesiánico que le arrogó el vasco Juan Larrea. Pero ni a Baroja ni a Unamuno ni a Larrea les reconocen o les leen los “nacionalistas” euskáricos, precisamente por su hispánica universalidad y escaso provincianismo, el mismo desprecio que sienten los catalanistas a ultranza por Marsé, que en paz descanse, o por Eugenio d’Ors, filósofo y esteta de altura.

Al nacionalista extremoso su exceso de gregarismo y de sociabilidad le viene de su propia vulgaridad, pues en efecto, al fanático “necionalista” le es más fácil envestir o resistir a los demás que aguantarse a sí mismo. Por eso es incapaz de sentarse sólo en una mesa. Es la propia monotonía de su ser lo insoportable para cada uno de ellos, pues 'omnis stultitia laborat fastidio sui'. Lo antes dicho: da igual que la casa esté ardiendo, los negocios se arruinen y los viejos se mueran, su trompeta sólo toca una nota, siempre la misma.

Trama, 2021, JBL


En este sentido es posible que Schopenhauer tuviera razón cuando afirmaba que la sociabilidad de cada cual está en razón inversa de su valor intelectual y que la soledad es patrimonio de espíritus superiores. Un hombre cultivado –advirtió Pascal- es aquel que puede permanecer solo y tranquilo en una habitación bien ventilada y provista de buenos libros. El nacionalista, para calmar su ansiedad, su temor a la soledad, generado muchas veces por una bipolaridad conflictiva y contradictoria, acomplejada, por causa de lo que también es y no quiere ser, tiene que meter a todos sus familiares en la habitación para estar contento, y a los familiares de los familiares, y luego cerrar la habitación a cal y canto para poder distinguir a los "nuestros" de los "otros". Y soportará las ocurrencias más estúpidas, incluso los crímenes más odiosos, por percibirlos como propios. “Es un asesino, vale, ¡pero es de los nuestros!”.

Hay que tener una mente completamente alienada y un corazón muy podrido para albergar en él homenajes y plácemes a cuatro asesinos que saltaron por los aires preparando un atentado terrorista contra inocentes.

Sólo creyendo que hay otros inferiores, a los que bestializa o barbariza, puede sentirse superior el “necionalista”, especialmente si su creencia y perspectiva monolítica es continuamente reafirmada por la de sus parientes... "Mi primo el de Bilbao", ya sabes. Ciertamente su valor predilecto no es la libertad, sino la seguridad que ofrece el establo, el olor habitual a engrudo de parentesco, ¡ah, lo que tira la sangre!, ¡cómo si la hubiera de distintas categorías y colores!

JBL, Brotes verdes, 2021, técnica mixta


Serían grandes solitarios, gente de verdad independiente, libre de consignas y del corsé de las ideologías, quienes conformarían una sociedad cosmopolita cuya constitución se cumpliera e hiciera compatible por fin seguridad, libertad y dignidad
, competencia y orden, excelencia y equidad (fin de fines)…, pues quien no soporta la soledad individual no ama la libertad. Y es piedad inútil y atención contraproducente mostrar interés por quien no está en condiciones de reconocer el interés que hay en vos.

Más nos valdría mirar a Occidente buscando amigos, a Portugal, o a Hispanoamérica sobre todo. Fue ella la que curó al genial D´Ors de su prurito provinciano; a fin de cuentas, la Red de redes ha desaparecido el Atlántico.

Del autor:

https://www.amazon.com/-/e/B00DZLV35M

https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1636897

https://www.amazon.es/Criaturas-Luz-Luna-Fantas%C3%ADas-profec%C3%ADas/dp/B087L31GMK

4 de enero de 2022

BIOFILIA


Mariposa macroglossum, de larguísima lengua
libando en un geranio (origen sudafricano)


Como no tenían una esposa llamada reloj en la muñeca ni un controlador en el bolsillo llamado móvil -más propiamente llamado “celular” en América-, los antiguos estaban obligados a leer su tiempo, el cronológico y el meteorológico, en las señales naturales y el comportamiento de los bichos. Los carneros saltando alegres pronosticaban lluvias, igual que el buey si se lamía a contrapelo y alzaba el rostro al cielo, pero si bramaba y pacía deprisa anunciaba tormenta, como la oveja que escarba o las cabras si duermen apretadas…