17 de septiembre de 2020

LA EDAD DEL KITSCH

 

Fotograma de *La naranja mecánica* de Kubrick.

Fotograma de *La naranja mecánica* de Kubrick.

Cuando el problema ya no fue la escasez de mercancías, sino su superproducción, los escaparates se abrieron, las tiendas se volvieron diáfanas y los productores tuvieron que gastar grandes sumas en publicidad, promoviendo un imaginario de satisfacción y consumos superfluos, creando necesidades simbólicas. Llegó la hora del marketing. Ahora estallan las tiendas rebosantes de artículos para ofrecer sus géneros rebajados al transeúnte (outlet). Todas las calles son mercadillos. Bajo una producción estandarizada, como, muy libremente, todo el mundo viste casi igual, el logotipo de marca o el anuncio de la camiseta se convierten en signo de estatus; la mercancía, en fetiche, como “coche de Florián”. En la sociedad de masas el consumismo crea estilo propio, colorista y efectista. Puede ser elevado y sublimado estéticamente por el arte pop, y entonces aparece también colgado en los museos. ¡Es el kitsch!.., presente artísticamente en los cuadros de Andy Warhol o en el salón de la familia de Álex, cuadros, papeles pintados, el pelo teñido de la madre, sus botas rojas, la camisa naranja del padre, Añex es el despiadado y cínico melómano protagonista de la extraordinaria y profética película de Stanley Kubrick: La naranja mecánica. Tampoco el arte daliniano escapó del todo a las tentaciones del kitsch.