1 de febrero de 2009

4. Democracia y autonomía

Otón III en su trono imperial  rodeado
por los otros estamentos civiles y religiosos



Lección 4


En la antigüedad los seres humanos creían que las leyes eran dictadas por los dioses y reveladas por ellos a los hombres. Se confundía el orden divino y natural con el ordenamiento moral y legal. Se pensaba que un legislador inspirado por Dios mismo (como Moisés o Licurgo) había entregado las normas de comportamiento a la humanidad, estableciendo así lo justo y lo injusto para siempre. Se pensaba que Dios mismo otorgaba el poder a una familia, a un brujo, a los más ancianos de la tribu, o a un líder carismático[1]: el cacique, la nobleza, el caudillo, el señor, o el rey.

El sabor de la ciudadanía

Enric Senabre ha publicado en la editorial Algar (Alzira, 2008) este interesante librito, destinado a servir de lectura para jóvenes estudiantes de Educación para la ciudadanía.

El escenario de su historia es una clase muy actual, con alumnas y alumnos de todos los "pelajes". El narrador es Martín, un alumno de ESO que queda fascinado por los métodos y contenidos de la clase de un joven profesor que, repartiendo caramelos, hace reflexionar a sus alumnos/as sobre temas de interés ético y rabiosa actualidad: acoso escolar, igualdad, derechos humanos, relaciones sexuales, salud y drogas, nuevas formas de convivencia, democracia y participación social, globalización, inmigración, etc.

El libro deja cuestiones importantes en el tintero, pero no tiene pretensión de ser exhaustivo, de hecho la acción concluye en Navidad. Puede resultar un buen instrumento complementario o de lectura para el alumnado que quiera una introducción amena a los problemas de los derechos y deberes de los ciudadanos en un mundo complejo y en transformación.